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Historia

Para conocer los antecedentes de la FEB se debe de retroceder hasta el segundo decenio del siglo pasado cuando los juegos de bolos habían alcanzado cierto esplendor en el norte peninsular, principalmente en la provincia de Santander con reminiscencias en la zona Oriental de Asturias, gracias a los esfuerzos regeneracionistas de la sociedad cantabroastur, que luchando con entusiasmo por darles una concepción regionalista, logran reglamentarlos bajo una normativa localista, creando así las primeras reglamentaciones.

Con la proliferación de competiciones, principalmente en las provincias de Santander, Asturias, Álava, etc, se hizo necesario unificar criterios a nivel regional, dando lugar a las primeras federaciones regionales como es el caso de la Federación Bolística Montañesa en Santander, la Federación Asturiana de Bolos en Asturias o la de Bolitoki en el País Vasco, etc. De éstas la mejor estructurada fue la montañesa por su experiencia legislativa y deportiva en organizaciones, popularidad y dispersión en el territorio nacional e internacional, se empleó como modelo para una federación de índole nacional.

Como la reglamentación evolucionó hacia concepciones partidistas por sus organizadores. Conscientes de la problemática el ministro de Instrucción Pública, don Cesar Silió promulgó una Real Orden en 1922 convocando una asamblea para elegir un comité o Federación de Sociedades Deportivas con el objetivo de elaborar un plan general de organización en España de la Educación Física y los Deportes. Pero esta asamblea hubo de aplazarse y el ministro Silió fue cesado poco después.

Esta situación provocó un cierto estancamiento en la regulación de los organismos deportivos, a pesar de que ya existían ciertas federaciones nacionales como la de natación y otras a nivel provincial como la Federación Bolística Montañesa.

Sin embargo, la idea de tutelar, promover, reglamentar y organizar las diferentes modalidades de bolos dentro del ámbito nacional había quedado muy viva entre los aficionados vascos, asturianos y montañeses, sobretodo en estos últimos, cuando en 1928 una cuerda de aficionados que se reunía en el Café Royalty santanderino se disponen a organizar una competición para la modalidad montañesa de bolos a nivel nacional, formulando en su manifiesto, la primera alusión posiblemente a la constitución de una Federación Nacional de Bolos al proponer entre otras cosas:

«…la formación de la Federación Nacional de Bolos, con domicilio en Santander y con filiales en Madrid, Sevilla y Cádiz…»

Entre los firmantes se encontraran personalidades como Adriano García Lomas, Manuel Gárnica , Víctor de la Serna Espina, etc. (Bibliografía . Bolos y cultura. Pág. 162. Texto “Manifiesto para fijar reglas”)

Esta idea se llevó a la práctica directamente en 1930 cuando los organizadores de la competición denominada “Campeonato de La Montaña” introdujeron la novedad de dar entrada a jugadores de la Sociedad Sport Norte de Madrid, Valladolid y Andalucía. La idea fundamental era legalizar a las peñas participantes para luego constituir con las representaciones regionales, la Federación Española de Bolos.

Esta iniciativa para constituir un organismo nacional no llegó a materializarse como consecuencia del estallido de la guerra civil.
Esta contienda supuso una catástrofe para la vida española y destrozó el auge deportivo que se había producido en los años anteriores, contaminando cualquier aroma regeneracionista y cualquier atisbo de integración para el mundo de los bolos.

Después del conflicto bélico, el país quedó asolado y las prioridades de los ciudadanos se dirigieron hacía su reconstrucción, dejando la practica de cualquier actividad deportiva o lúdica en un segundo plano. Sin embargo, se produjo un hecho singular e importantísimo para las pretensiones de los bolísticos: Las nuevas concepciones deportivas del régimen ganador de la contienda civil.

Los contenidos de los programas educativos y deportivos con el nuevo régimen van a quedar en manos de la Delegación Nacional de Deportes de F.E.T y de las J.O.N.S que subrayará todas aquellas costumbres, tradiciones y valores que exalten las concepciones patrias como las manifestaciones militares y deportivas. Unas concepciones que ya en 1938 adelantó el General Moscardó cuando estableció lo que sería la política deportiva nacional cuando terminase la guerra cuando dijo:

«Todo es función del Estado, nosotros nombraremos a los presidentes de las Federaciones, que, a su vez, por contra con nuestra absoluta confianza inspirarán los movimientos de aquellas en los procedimientos que se estimen más eficaces para el interés de la Patria, cuando haya una equivocación fundamental aquel dejará de ser grato y su sustitución será inapelable…»

Los bolos, respondieron a los objetivos del régimen franquista de exaltación de los valores tradicionales del pueblo español y al fortalecimiento de la entidad deportiva nacional. Sin duda, había llegado el momento idóneo para la creación y puesta en marcha de un organismo federativo que regulara y unificara la pluralidad de las modalidades españolas y a la vez eliminase ciertos regionalismos bolísticos emergentes durante el periodo republicano, buscando vertebrar y articular todo tipo de asociación, club o peña hacía un sentido nacional.

El resultado de todo esto fue la creación de una organización deportiva bolística centralista, plenamente burocratizada y dependiente del poder político –de sus presidentes– que habían sido nombrados y no “elegidos”.

Este contexto fue muy bien aprovechado por unos periodistas montañeses del diario madrileño “Informaciones” que conscientes de esa necesidad de regular el juego de bolos a nivel estatal y ante el fracaso de las federaciones provinciales anteriores a 1936, comienzan a fraguar la idea de crear un organigrama para sacar a delante una Federación Española de Bolos.

La Delegación Nacional de Deportes ante esta situación eligió el modelo federativo propuesto por las iniciativas de los montañeses que mantenía una infraestructura organizativa, homogeneidad de criterios y valores deportivos, avalados por experiencias federativas anteriores y gozaba de prensa especializada, donde las noticias de bolos se daban con gran tratamiento informativo, por lo que este modelo federativo fue extrapolado a nivel nacional.

Asimismo todo esto se vió acreditado por el prestigio generado por las competiciones desarrollas en las boleras asentadas desde hacia varios años en Madrid y en otras ciudades españolas.
Solo faltaba encontrar a las personas que actuaran como dirigentes del aparato federativo creado desde arriba hacia abajo y desde el centro al exterior.

Poco después un acuerdo de la Delegación Nacional de Deportes y del Comité Olímpico Español de fecha 22 de junio de 1941 (firmado por el General Moscardó en Madrid) conformaba la creación de la Federación Española de Bolos y el nombramiento de José Antonio Gorordo Aguirre como Presidente diciendo:

«En uso de las facultades que me confiere el Decreto de S.E. el Generalísimo de 22 de febrero último, nombro a usted presidente de la Federación española de bolos, de nueva creación…»

– Artículo de D. Julio Braun Tueba, Licenciado en Historia

Histórico de Presidentes

2018-Actualidad
José Luis Díaz de Rojas
2014-2018
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1989-2014
José Luis Boto Álvarez
1988-1989
Fernando Fraile García
1980-1987
Segundo Eguía Herrera
1967-1980
Julián Gutiérrez Sánchez
1960-1967
Rafael de Carlos Ortiz
1952-1960
Ramón Bustamante Quijano
1949-1952
Alfonso Peña
1941-1949
Antonio Gorordo Aguirre